Punta Gallinas se había convertido en mi faro de luz desde que inicié mi viaje por Colombia. Me propuse unir Sudamérica por tierra desde su punto más septentrional hasta el más austral, y estaba a punto de llegar al primero, para hacer realidad este reto personal.
Atravesamos el desierto de la Alta Guajira durante varias horas desde la Serranía de la Macuira. Vamos en un vehículo de doble tracción ya que ningún otro sirve para atravesar el desierto y sus arenales profundos. Zonas de cactus y aridez total eran los protagonistas del paisaje.
La primera parada, antes de llegar a Punta Gallinas, se hace después de atravesar el desierto. La vegetación durante todo el recorrido es escasa, pero sorpresivamente, matorrales se empiezan a abrir paso abriéndonos el camino y de pronto, en el fondo, se va abriendo el paisaje caprichosamente hasta dejarnos ver un montículo inmenso de arena.
El carro se detuvo y nos bajamos para tocar con nuestros propios pies las dunas de Taroa.
-Suban y bajen las dunas caminando en diagonal- Nos dicen los guías que nos acompañan.
Así hacemos. La subida es más difícil de lo que parece. La arena se hace cada vez más densa (o al menos eso pensaba) y empinada. El viento nos azota la cara con su puñetazo frío y arenoso. Cuando vamos llegando a la cima, en el fondo, frente a nosotros, se ve el azul limpio del Mar Caribe que a su vez se fusionaba con el azul celeste del cielo creando un lienzo que se derrite en el horizonte.
Miro hacia atrás y veo el verde de la vegetación que nos rodea. Miro hacia al frente y escucho el oleaje fuerte e implacable del mar. Miro mis pies, y se hunden sobre la arena amariila, suave y fina de las dunas, así cual desierto del Sahara pero con el Mar Caribe enfrente.
Es el único lugar de Latinoamérica donde dunas del desierto -que a su vez están rodeadas de vegetación- caen sobre el Caribe. Declaro que es uno de los lugares más bellos de Colombia y tal vez de todos los que haya visitado antes.
Después de pasar varias horas contemplando el lugar y luchando contra las olas y el viento, nos dirigimos hacia el (tan anhelado) punto más septentrional de Colombia y de toda Sudamérica: punta Gallinas.
Seguimos ruta hacia el norte, pasando por arenales profundos, obligando al conductor a realizar los cambios respectivos para incorporar la tracción en las cuatro ruedas. El mar nos acompaña a nuestra derecha y el viento sopla fuerte obligándonos a cerrar las ventanas.
Media hora después, estamos pisando el punto que tanto había deseado. Ahora sí, este viaje va más en serio de lo que pensaba. Estoy cada vez más convencida que me encanta ponerme retos porque cada día me da una nueva ilusión y un nuevo sueño a cumplir.
En Punta Gallinas encontramos un faro (que en realidad es una torre de metal de 18 metros) y las ruinas de lo que solía ser un faro para guiar a los españoles cuando llegaban en sus barcos para buscar perlas. Hoy en día, esas ruinas son una pared donde está marcado el mapa de Sudamérica con la ubicación y coordenadas del lugar en dos idiomas: español y wayuunaiki, el idioma de los indígenas Wayúus que habitan la península de La Guajira.
El lugar en sí es solo un hito, una colección más de lugares para viajeros y aventureros. Lo que no se puede negar, es que la naturaleza salvaje que lo rodea, los colores arrebatadores y la belleza de un desierto costero, hacen de este destino uno de los más curiosos de toda Colombia.
Pasamos la noche en uno de los alojamientos que nos ofrece este destino, atendido por indígenas Wayúus. El viento rugió toda la noche así que nos enfundamos en nuestros chinchorros con toallas, sábanas y/o chaquetas. Al día siguiente empezaríamos el viaje de retorno nuevamente a través del desierto. Ya había cumplido uno de mis tantos anhelos, así que mi viaje debía continuar.
Te invito a ver el video de las Dunas de Taroa y Punta Gallinas
El artículo que acabas de leer tiene «enlaces de afiliados». Para ti no genera ningún cargo extra (vas a pagar el mismo precio en la página directamente) pero si compras o reservas mediante estos enlaces me ayudas a seguir con el blog. Tranquilo, todo lo que recomiendo es siempre basado en mi experiencia. ¡Gracias por tu apoyo!
2 Comments
Hola Lina!!!! Con este post me dieron tantas ganas de ir a Punta Gallina que vamos a ver que pasa…. Lo que si es seguro es que voy pa Palomino pronto, y mi idea es ir de nuevo al Cabo de la Vela…. y ya estando ahí porque no conocer Punta Gallinas, me dejaste ansiosa por ver esas dunas!!!! y que tal camarones, me gustaría volver, y no conozco Minca….. y la Macuira menos… ahhhh!!!! No tengo tanto tiempo jaja!!! Gracias!!!!
jajaja yo creo que deberías programar un tour de al menos una semana para La Guajira. De verdad que vale mucho la pena!!