Tienes que conocer San Cipriano y sus brujitas.
-¿San Cipriano y sus brujitas? ¿Qué?…
-Sí brujitas. Así le llaman al medio de transporte que te lleva a San Cipriano.
No entendía muy bien de qué me hablaban, pero deseaba conocerlo. Así que estando en Buenaventura, tomé un colectivo hasta el corregimiento de Córdoba y allí, donde empezaba la vía férrea, debía tomar la famosa «brujita».
Me acompañaba Ángel, un español radicado en Colombia desde hace años, a quien había conocido a través de Jenny, mi anfitriona en Couchsurfing (Aquí te explico lo que es).
Después de regatear el precio del pasaje (no era fácil estando con un europeo), empezamos a rodar.
Son siete kilómetros de interminable verde, de bosques húmedos, de árboles y de casas de madera al lado de la vía férrea.
A medida que avanzamos siento el viento refrescante en mi cara.
El sonido del motor es ensordecedor.
El conductor empieza a bajar la velocidad. Se detiene completamente. Me hace pensar que uno de los pasajeros se va a bajar pero no es así.
Acabamos de coincidir con otra brujita que viene desde San Cipriano. Está en sentido contrario. El conductor pide que nos bajemos mientras él y su ayudante bajan del riel la brujita y dan paso a la otra.
Vuelve repetir el proceso esta vez en sentido contrario. Nos subimos y volvemos a rodar.
El conductor me dice que normalmente el recorrido son 20 minutos. Pero bajando la brujita del riel, montándola otra vez, esperar a que otros nos den paso y a que pase una brujita cargada de bolsa de basuras, tardamos unos 40 minutos.
Son tablones amoblados con sillas que ruedan como un pequeño vagón, el cual es empujado con la tracción de la rueda trasera de una motocicleta que va enganchada en los tablones. Es pura originalidad colombiana. ¿Para qué esperar que les construyan carreteras u otro medio de comunicación? Aquí se ganan el pan manipulando el sistema del progreso.
La mayor parte de los turistas vienen atraídos por la idea de subirse en una peculiar brujita. También hay una reserva natural y antes de ingresar a ésta, hay que pasar obligatoriamente por una calle llena de restaurantes y hoteles. En San Cipriano viven de esto.
Al bajarnos de la brujita veo unas pintorescas casas de madera. Suena música a todo volumen.
Había llovido toda la noche por lo que debíamos tener precaución y no meternos en algunos de los ocho pozos o «charcos» naturales de esta reserva.
Caminamos durante horas entre bosque húmedo y algunos puentes de madera. En el camino nos cruzamos con varios extranjeros empapados de agua y con un neumático en la mano para poder lanzarse en el río y dejarse llevar por la corriente del agua.
Finalmente llegamos a la cascada del amor. Una pequeña caída de agua fría y refrescante. No me pude zambullir. Tenía una herida en el pie derecho producto de un accidente con una tortuga marina (no, no es broma), así que solo pude disfrutar de la vegetación frondosa que me rodeaba y el sonido del agua del río Escalerete.
La diversión no se acabó ahí. Teníamos que regresar por la misma vía donde vivimos.
Haz click para ver el vídeo.
Y tú, ¿Ya habías escuchado sobre San Cipriano y sus brujitas?
3 Comments
San cipriano a obrado de buena manera a mi favor, me ha ayudado gracias a su oración tengo su protección y comprensión, me ha ayudado con mi ser amado, confíen en él
Agradezco a San Cipriano los favores recibidos y que con su oración él ha intercedido a mí favor lo antes posible.
Gracias San cipriano por obrar a mi favor