Puede que Kerala no sea lo primero que a uno se le viene a la mente cuando piensa en India. Porque no, no tiene el encanto indiscutido del Taj Mahal, ni ese no-se-que que tiene Nueva Delhi, ni la propaganda afanosa de Varanasi y en general, del norte del país. De Kerala no sabía mucho. A decir verdad, ni siquiera sabía ubicarla en el mapa. Confieso que me sorprendí cuando me di cuenta que estaba tan al sur de la India, casi al lado de esa pequeño país llamado Sri Lanka. Nunca había estado por esas latitudes y el corazón me latía a mil de tan sólo pensarlo.
Las primeras fotos que vi de Kerala eran fotos de palmas de coco, y estaban todas pintadas de verde y azul, que hacía que mis imágenes mentales (esas que nos venden los folletos turísticos) de la India se confundieran un poco. En serio, me hacía pensar más en algún lugar del Caribe que en el país caótico que damos por sentado.
Llegué a Kerala como parte de la 6ta temporada del Kerala Blog Express. Es una convocatoria que hace anualmente la Oficina de Turismo de la región de Kerala, donde creadores de contenidos de viajes (bloggers, Vloggers, fotógrafos, Influencers, etc.) pueden participar. El concurso consistía en pedirle a tus amigos, familiares y seguidores que llenaran un formulario votando por ti y escribiendo las razones por las cuales te nominaban como su «blogger favorito» para ir y vivir la experiencia del Kerala Blog Express. Para ser honesta dudaba mucho. Primero porque eso de pedir que te nominen no es mi estilo y segundo porque eran miles de bloggers de todo el mundo que se presentaban y sólo elegirían 30. Fue gracias a mi amiga Adriana -quien asistió a la 5ta temporada y no dejó de apoyarme- que me atreví a hacerlo. ¡Y menos mal que le hice caso! Porque fui una de las elegidas y juro que el asombro fue tan grande que la emoción llegó días después.
El viaje no fue corto. Salí desde Bogotá hacia Miami, donde estuve dos días. Luego de Miami viajé a Doha, la capital de Qatar donde hice una escala de 11 horas que me dieron tiempo para salir del aeropuerto y hacer un tour por la ciudad. Llegué al aeropuerto de Kochi, Kerala tres días después de mi salida desde Colombia. Y aunque estaba agotada, la emoción y la curiosidad me tenían despierta.
El avión aterrizó en la mañana. Por la ventana veo árboles y muchos paneles solares de lado y lado de la pista. Horas después me entero que Kochi es el primer aeropuerto Internacional del mundo en funcionar con energía solar. Afuera me esperaba un hombre que sostenía varios carteles en blanco con el logo de Kerala Blog Express. Los nombres de los participantes que llegaban ese día estaban escritos en letras negras. Aunque el mío nunca lo vi, me acerqué y me presenté.
Debí esperar a un lado mientras llegaban los autos que nos llevaría al primer hotel. Me acerco a otra chica cuyas facciones me hacen pensar que es del Caribe, pero su atuendo y su cabello completamente cubierto me hacen saber que no lo es. Con su inglés perfecto me dice que también es una de las participantes, y que es de Kenya (África) y ese fue el detonador que nos llevó a un me caes bien, quiero ser tu amiga, a qué te dedicas, cuéntame tu historia, quiero compartir la habitación contigo para seguir hablando. Y así fue como inicié una amistad con Farhanna -Youtuber africana-musulmana- con quien compartiría momentos increíbles el resto del viaje.
Nos esperaba una programación extenuante, pero yo sabía que el reto en sí iba a ser llevarme un recuerdo fuerte, algo tan marcado como el sello y la visa en mi pasaporte. Una cosa es viajar por libre, ir a tu ritmo y hacerlo solo o con tu pareja, y otra muy diferente es hacerlo con otros bloggers de 21 países diferentes y a un ritmo acelerado para alcanzar a verlo todo. Así que me propuse encontrar los «highlights» o lo más remarcable de mi viaje, y encontrar las razones por las cuales me encantó tanto esta región.
Kerala es conocida por sus prácticas y tradiciones un tanto distintas a otros estados de la India. Su ubicación geográfica ha atraído a exploradores y gentes de otras tierras durante siglos. Muchos venían a intercambiar especias y té y debido a los monzones que venían en dirección de las costas africanas, debían esperar varias semanas e incluso meses antes de regresar a casa. Durante ese tiempo no sólo intercambiaban mercancía sino que se quedaban en casa de locales y había también un intercambio cultural y de creencias. Portugueses, franceses, ingleses… todos dejaban una huella que hoy en día se ve reflejada en la arquitectura, las iglesias católicas que uno ve al borde de la ruta, las costumbres europeas que se mezclan con las tradiciones milenarias. Su comida típica refleja mucho de sus años de colonización, siendo éste -junto con Goa- los dos únicos estados del país donde está permitido comer carne de vaca.
Es posible ver en una misma calle una iglesia católica, una mezquita, un templo budista y uno hinduista. Algo que en el norte del país no verás. Es por esto que la llama «God’s own country land» o algo así como el «propio país de Dios», refiriéndose a estos siglos de intercambios que dejaron las huellas de diferentes religiones.
India tiene una imagen muy caótica en la mente de todo el mundo. Este país fascina tanto como asusta. Muchos, a pesar de la curiosidad que les despierta, se niegan rotundamente a ir por todo lo que escuchan y ven. Pero para mi sorpresa, Kerala es otra cara de la India. Kerala es uno de los estados más ricos de la India. Tienen una mejor calidad de vida, más acceso a la educación, una tasa de alfabetización muy por encima del promedio nacional (hombres y mujeres) y se considera uno de los estados más seguros del país.
Este artículo lo escribo semanas después de haber vivido la experiencia y de haber visitado el norte del país. Y honestamente, Kerala es más limpia, la pobreza es menos visible, la gente es menos «pesada», más acogedora, no sientes que te quieren estafar cada dos minutos, es muy distinto. Al comparar mis dos experiencias viajando por el país, puedo asegurar que el norte, tan especial con toda su riqueza cultural e histórica, es quizás más difícil de vivir para el viajero inexperto. Por eso recomiendo Kerala a toda persona que desee ir a la India pero aún no se atreva por miedo o inexperiencia viajera.
Una de las experiencias más notables que ofrece el estado de Kerala es sin duda alguna navegar en una casa flotante. Se trata de una barcaza de movimiento lento que se usa para viajes de placer, y que son una nueva versión de los Kettuvallam.
Los Kettuvallam originales se utilizaron para transportar toneladas de arroz y especias, luego fueron modificados y adaptados para el turismo. Cuentan con habitaciones, baños, cocina, sala-comedor, e incluso algunos tienen Wifi y aire acondicionado. Lo verdaderamente mágico de un paseo en una casa flotante es la impresionante vista del Kerala rural intacto y de otro modo inaccesible que ofrece, mientras se navega a través de él. La quietud, los paisajes, el sonido de la naturaleza. Es una experiencia increíble.
Una de las misiones de la Oficina de Turismo de Kerala es utilizar el turismo como una herramienta para erradicar la pobreza, aumentar la educación y enfatizar en el empoderamiento de las mujeres. Kerala tiene la tasa de educación más alta del país y le apuestan al Turismo responsable para proporcionar un ingreso adicional a muchos agricultores y artesanos. En varias ocasiones pudimos ver cómo trabajan con la fibra del coco, creando tapetes, colchones tradicionales y objetos de decoración para las casas. Los cocoteros están presentes en toda Kerala y de ellos no sólo se obtiene la fruta sino que le sacan provecho a cada parte. Los cabos para realizar las cuerdas de coco, se forman por fricción entre las fibras las cuales realizan con las manos, luego la cuerda es un conjunto de 3 o más cabos que se realiza con la ayuda de una máquina manual o mecánica. Es un proceso que tarda días y semanas pero el resultado es fabuloso.
Kerala significa «tierra de cocos» en Malayalam, el idioma oficial de Kerala y uno de los 22 idiomas oficiales de la India. Y sí, hay cocos por todos lados y es uno de los ingredientes principales en la comida local.
Es una forma de adoración en la que el dios se manifiesta a través del cuerpo del bailarín, para ponerse en contacto con sus devotos. El Theyyam se hizo muy popular porque estaba abierto a todas las castas. Recordemos que en India ha existido durante siglos un sistema de casta y jerarquización social muy estricta, donde los de las castas más bajas no podían entrar a los templos. Los bailarines del Theyyam siempre son hombres (aunque interpreten a personajes femeninos) y tienen una preparación física, mental y espiritual muy estricta que normalmente se aprende de generación en generación. Los trajes que utilizan en la danza del Theyyam son extravagantes, llenos de color, con majestuosos sombreros y adornos.
La temporada de Theyyam empieza entre el día 10 de Thulam (de mediados de octubre a mediados de noviembre) y el 15 de Idavam (de mediados de mayo a mediados de junio), según el calendario Malayalam. Durante el ritual, el Theyyam habla con la gente, los bendice, les da mensajes y responde a sus problemas. Presenciarlo fue una experiencia que me produjo sensaciones muy fuertes. Es algo que desconocía y jamás había presenciado en mi vida.
Es una danza teatro milenaria interpretada sólo por hombres (que también interpretan personajes femeninos) típica de la región de Kerala. En la actuación del Kathakali se mezclan la danza, música y mimo y el único sonido que se debe escuchar es el de los instrumentos. Los bailarines interpretan historias y leyendas con movimientos corporales y faciales. Es increíble ver cómo mueven diferentes músculos de la cara. Para lograrlo se entrenan durante años, incluso desde jóvenes. Según el personaje que deban interpretar, el maquillaje puede tardar hasta 5 horas. En el Kathakali los personajes se diferencian por el color del maquillaje y los tocados. Los que presencié fueron los de cara roja (que representa al demonio) y el de la cara verde (el bueno o virtuoso).
El kalarippayattu o Kalari es el arte marcial más antiguo del mundo y tiene su origen en Kerala. Asistimos a una demostración y fue increíble ver el misticismo con el que hacen cada movimiento. Utilizaron cañas, luego un palo más corto, después una especie de daga de madera, luego con espada y escudo y finalizaron haciendo saltos a través de un aro de fuego. Fue maravilloso. Si alguna vez pueden presenciar una demostración del Kalari, no lo piensen dos veces y háganlo.
Este fue uno de mis momentos favoritos en todo el viaje. Ver en vivo y en directo una orquesta que tocan con instrumentos hechos de bambú. Son la primera banda de bambú de la India y su talento es admirable. Escucharlos me transportó, me hizo sentir contenta de estar ahí, rodeada de tanto talento.
Mira este video para que escuches algunas de sus canciones:
Nunca antes había visitado una plantación de té y tal vez por eso este es uno de los paisajes que más me impresionó durante el viaje. Munnar está situada en la confluencia de tres ríos de montaña: Muthirapuzha, Nallathanni y Kundala. La palabra «Munnar» significa precisamente tres ríos en Malayalam. Se encuentra a una altura de 1.600 metros sobre el nivel del mar y por eso la temperatura cambia. No hace tanto calor y la humedad se queda atrás. Es uno de los paisajes más bellos que vi en toda la India, son extensas plantaciones de té que se pierden en el horizonte como una alfombra verde infinita. También visitamos una Fábrica de Té y aprendí mucho sobre la recolección de la hoja y todo el proceso que conlleva hacer el té que luego se exportará a cientos de países en todo el mundo.
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En Kerala desde hace siglos la tradición es comer sobre una hoja de plátano. Una tradición que en ocasiones especiales se llama Sadhya. Normalmente el arroz y los panes se sitúan en la parte central inferior, cerca del comensal. Arriba, a la izquierda yogurt, sal, chutneys y encurtidos, en el centro algunos vegetales fritos, plátano, yuca o vadai (galletas de lentejas). A medida que vas comiendo te van ofreciendo más alimentos. Al finalizar se dobla la hoja y se retira. Una tradición que me encantó.
Kerala es verde. Es montañoso. Es húmedo. Es azul. Es naturaleza en estado puro. Una (de las tantas) razones por las que amé este estado es por el contacto que puedes tener con la naturaleza.
Este santuario alberga una lata biodiversidad con especies endémicas y es el área protegida más antigua de Kerala. Lo recorrimos en un barco que nos permitió ver diferentes animales y disfrutar de una mañana muy tranquila y diferente. El este santuario también se puede hacer Rafting en Bamboo (2400 Rupias el día entero o 1800 Rupias medio día) y otras actividades tanto diurnas como nocturnas.
Las llaman «el Niágara de la India» y es la cascada más grande de Kerala. No sólo es imponente sino que está rodeada de un frondoso bosque que le da un toque mágico y hechizante. El agua es limpia y perfecta para un chapuzón.
Este distrito al norte de Kerala cuenta con más de dos mil kilómetros cuadrados de áreas verdes. Tuvimos la oportunidad de hacer Zip Line, navegar remando sobre un bote hecho de bambú (bamboo rafting) y si a eso le agregamos las noches que pasamos en los hoteles con piscinas privadas y una vista a la selva…. ¡Sin palabras!
Se me hizo difícil condensar lo mejor de Kerala en un sólo post pero al menos puedes darte una idea amplia de cómo es esta región que me enamoró desde el primer minuto.
2 Comments
Me encantó tu experiencia estoy hablando con alguien de esa región y me encantó gracias a ti conocer un poco más de su ciudad cultura
Gracias Rosa por leerlo 🙂