Me quedo corta cuando me piden describir la Toscana, algunas veces es difícil describir un paisaje o una sensación ya que no encontramos las palabras correctas que hagan justicia a lo vivido.
Llegué a Italia directo desde Holanda para encontrarme con D -como lo dije en mi artículo anterior- y después de visitar durante varios días tres de las protagonistas de la región, quería ver más de eso que tanto soñaba. Anhelaba ver esas casas en los picos de las colinas, campos llenos de girasoles, colinas onduladas con colores indescriptibles, viñedos…
Durante varios días recorrimos la zona rural, pequeños pueblos, campos de heno, viñedos, la verdadera esencia de esta hermosa región. Es uno de esos rincones del mundo que se describen mejor en imágenes para que hablen por sí solas.
Temprano en la mañana, con mapa en mano, empezamos.
La ruta la iniciamos desde Siena, ya que fue la ciudad elegida para hacer base. Nos habían hablado de los lugares «imprescindibles» para conocer, como el valle del Chianti, Lucca, Volterra, Monteriggioni, pero a medida que avanzábamos nos dimos cuenta que no podíamos seguir la ruta al pie de la letra. Era sencillamente imposible rendirse ante los paisajes de montañas onduladas que desfilaban ante nuestros ojos , parecían sacados directamente de alguna pintura. Teníamos nuestra guía armada pero le dimos cabida a la improvisación e intentábamos perdernos sin prisa alguna.
Deseábamos alejarnos del ruido, de las hordas turísticas, de los teléfonos, de cuánta campaña de marketing y publicidad se pudiera encontrar en las calles, así que nos adentramos más en la región. Y así, dejando ya por completo atrás el mapa (que en mi caso no sirve de nada porque siempre termino perdiéndome), entrábamos en todos los pueblos que topábamos en el camino.
Lo lindo de la Toscana son las sorpresas que te encuentras en el camino. Campos de olivos, viñedos, girasoles por doquier (son mis flores favoritas, vivo obsesionada con ellos) y siempre desde lejos se divisa algún pueblo situado en lo alto de alguna colina.
Te puedes encontrar con todo tipo de sorpresas agradables
Poggibonsi, San Gimignao, Volterra, Montepulciano, Monteriggioni, fueron a grandes rasgos, algunos de los pueblos «sorpresa premeditada» en el camino. Aquellos pueblos pequeños, que no están en ninguna guía turística y suelen ser menospreciados por falta de tiempo e interés, fueron también mis favoritos.
Casitas de ensueño y construcciones antiguas que aún se conservan
En medio de la ruta encontramos un viñedo. Sin saber si vendían vino a los visitantes, nos decidimos a entrar y preguntar. El dueño era un señor mayor quién había aprendido «el arte de hacer vino» por tradición familiar. Tres generaciones produciéndolo, y a pesar de no venderlo al público en general, no eramos los primeros en pasar y preguntar. «Todos son bienvenidos»- nos dijo.
Intentando llevar una conversación entre el español, inglés, francés e italiano, terminamos por emplear el lenguaje de las sonrisas y los gestos -El lenguaje universal en mi opinión personal-.
Y así, sin planearlo, estábamos tomando vino con pan y queso -El maridaje perfecto diría mi profesor de enología- en la región de Chianti, una de las regiones vitivinícolas más conocidas del mundo.
Aquí estábamos, recorriendo un paraíso en la tierra. No se me hace extraño que el director de la película «El Gladiador» haya escogido esta zona del planeta para simbolizar el paraíso. ¿Recuerdan la escena en la que Maximus muere y finalmente llega al paraíso para encontrarse con su esposa y su hijo? Pues es aquí, en la Toscana, en la maravillosa Val d’Orcia, donde el director encontró el escenario natural perfecto para escenificar el paraíso terrenal. ¡No se equivocó! Tanta belleza debió ser irresistible a sus ojos.
No tengo ni idea lo que intentaba hacer acá…Pero esta fila de cipreses solo me recordaban el camino al paraíso de la película.
Después de más de una semana recorriendo la Toscana, mi cerebro estaba en «stand-by». Sin haberme ido ya quería regresar. Me despido de ella para tomar el tren desde Siena hacia Nápoles y Pompeya.
2 Comments
Hola Lina, este artículo me ha hecho transportarme a Italia. Gracias!
Hola Carlos, cuanto me alegra 🙂