Un viaje a dedo al Círculo Polar Ártico - Patoneando
Historias que no se venden: Pamukkale
30 octubre, 2015
Cazando las auroras boreales
11 noviembre, 2015

Un viaje a dedo al Círculo Polar Ártico

Hoy escribo por primera vez desde un escritorio en una cabaña, en Laponia, Finlandia. Para ser más exacta, desde el Círculo Polar Ártico. Sí. Tan solo con leer el nombre se me congelan los huesos y ni para qué mirar un mapa, me recuerda lo lejos que estoy de casa y no sé si me da alegría o nostalgia.

No sé exactamente qué hora es, ya he dicho varias veces que nunca uso reloj y en estas dos últimas semanas he vivido varios cambios de horarios que ya ni mi celular se pone de acuerdo con mi computadora. Deje así. Siempre pierdo la noción del tiempo así como acá lo hacen durante el verano, en época de junio -julio cuando es el sol de medianoche y reciben luz todo el día. Yo, por el contrario, estoy perdiendo la noción del tiempo en esta época de invierno, cuando el sol sale casi a las 9 de la mañana y a las 3 de la tarde empieza a oscurecer. No estoy acostumbrada a estos cambios de clima, ni mucho menos a no estar en el sol. He vivido varios inviernos, dos en Francia y mi primero fue en Nueva York, pero en ninguno de ellos había sentido en «carne propia» la oscuridad en su máxima expresión. Acá arriba a las tres de la tarde ya está oscuro. ¿Cómo será vivir en un lugar donde no haya la luz del sol durante varios meses al año? Yo ni me lo quiero imaginar, este cuerpo caribeño nunca se ha podido acostumbrar al frío por más que lo haya intentado.

EL SUEÑO: LAS AURORAS BOREALES

En esta última semana pasaron tantas cosas que no sé por dónde empezar. Como diría mi abuela, por el principio. Cuando era joven -aún lo soy, pero quería de verdad empezar por el principio- estaba leyendo una revista de viajes cuando vi una foto de las auroras boreales y pensé  que era un lindo montaje. Seguí leyendo y aparentemente la foto era real, sin maquillaje ni ningún photoshop. ¿Cómo era posible? Fue en ese preciso momento donde decidí que un día las vería en vivo y en directo para comprobar que eran reales. Era mi sueño y quería cumplirlo. Pero el problema de los sueños cuando eres joven es que creces, te dedicas a otras cosas y poco a poco te vas olvidando que existen, que están ahí, en algún lugar escondido en tu cabeza -y corazón- y después los llegas a ver taaan lejanos, tan irreales, tan locos y en este caso, tan costoso, que siguen pasando los años y la mayoría de las veces no se hacen realidad.

Hace unos meses decidí que no lo aplazaría más y lo haría realidad. Estoy en Europa, este año me voy de aquí y no sé cuando regrese, este es el momento. Motivación nivel mil. Me puse a averiguar precios por Internet: Vuelos, hostal -que en esta parte del mundo son tan lujosos como un hotel-, ropa para clima frío extremo y a eso había que sumarle larga estadía, porque las auroras son tan escurridizas y caprichosas que las puedes ver la primera noche de tu llegada o estar una semana sin tener suerte y no verlas. Valor tan solo por una semana, más de mil euros. Motivación nivel cero y este cuento se ha acabado. No, por ningún motivo iba a permitir que el dinero fuera la limitación y el asesino serial de mis sueños. 

TOMANDO CORAJE

A este «capítulo» no pude encontrarle otro nombre que se acomodara tanto a la situación. Tal vez hayan leído de muchas personas -mujeres en especial- que han recorrido kilómetros a dedo y solas. Yo las admiro profundamente porque no es fácil. Para mí lo más complicado era el lugar a donde me dirigía, muchos me dijeron que no lo hiciera, no por peligroso, sino porque mientras más te acercas al norte la zona es desolada, fría y en esta época el sol se empieza a poner a las tres o cuatro de la tarde y podía quedarme sola, a oscuras en la carretera con el frío calándome hasta los huesos y si empezaba a nevar, mucho peor.

Antes de decidirme pregunté en varios grupos de Couchsurfing (Haz clic aquí y te explico lo qué es) y en Hitchwiki.org (página guía para hacer dedo en todo el mundo) si era viable la idea. Obtuve respuestas negativas y otras positivas. Sin embargo, incluso los comentaros positivos me hablaban de lo mismo: carreteras desoladas, frío y oscuridad.

Esa noche hablé con mi anfitrión de Couchsurfing y los comentarios fueron los mismos, con la pequeña diferencia que me tenía frente a él y notó mi cara de ilusión y a la vez de desilusión si no lo lograba. Ya había llegado tan lejos, ya había dormido tirada en el piso en aeropuertos, pasado noches y días enteros en buses  -mi cuello gritaba ¡Auxilio!-, me trasnoché noches enteras y aún me faltaban muchos kilómetros para llegar al norte y ver mis auroras («MIS» porque era tanto el anhelo que ya eran mías).

Así que finalmente me dijo: «si sientes que debes hacerlo, hazlo, pero sal temprano porque el tiempo está en tu contra, a las tres de la tarde ya oscurece y puede que empiece a nevar y nadie va a frenar».

-Lina, ¡Llénate de coraje y decídete ya!… Listo, me voy al Círculo Ártico haciendo dedo. Ya está. Decisión tan fácilmente tomada como quien compra una gaseosa en la tienda de la esquina.

Mis únicos compañeros durante días, cansados igual que yo, esperando en la carretera

Una de las fotos que me tomé desde la ciudad de Rovaniemi para seguir subiendo

Una de las fotos que me tomé desde la ciudad de Rovaniemi para seguir subiendo

EL RECORRIDO

Las circunstancias hacen al viajero o eso leí alguna vez. No tenía planeado llegar a un lugar tan remoto y tan frío haciendo dedo. Tan solo imaginarme parada al lado de una carretera congelándome hasta las pestañas me aterrorizaba. Mi viaje tuvo dos intentos -fallidos- de irse a la borda, ambos por dinero. Lo que me gastaría en Finlandia, uno de los países más costosos de Europa me permitiría viajar por dos o tres meses más en algún otro lugar. Si a esto le agregaba el precio para llegar al círculo ártico, mejor ni soñarlo.

-Respira profundo, algo se te ocurrirá

Te preguntarás por qué no compré los pasajes con anticipación. Por el simple hecho que yo no puedo planificar con mucho tiempo. Cuando estoy en movimiento a veces ni tengo fechas ni lugares fijos de llegada, viajo a mi ritmo y entre más despacio mejor. Estaba en Turquía cuando decidí que me iba por tierra, que solo tomaría un avión -porque en realidad salía más económico- y el resto lo haría por carretera. ¿Cómo? No tenía ni idea. Ya había leído varias veces que llegar al norte de los países nórdicos salía más costoso incluso que tomar un avión directo. Pero yo solo quería llegar, subir y ver mis auroras boreales. Es todo.

Debía llegar desde Turquía hasta el círculo ártico. Un recorrido que no hice completamente a dedo, sino que me la jugué y lo combiné. El resultado terminó siendo: Más de 40 horas en buses, 30 horas en aeropuertos -de las cuales no dormí bien unas 28-, llegué a Helsinki y de ahí mi objetivo era subir hasta la ciudad de Rovaniemi, conocida por ser la ciudad de Papa Noel y donde se encuentra la línea que marca el inicio del Círculo ártico.

                       
                                    Este era el recorrido que debía hacer durante varios días

UN VIAJE A DEDO AL CÍRCULO POLAR ÁRTICO 

Al día siguiente entro a una papelería, me compro un marcador negro y hojas de papel. Escribo el nombre de la primera ciudad a la que debo llegar. Miro nuevamente el mapa que me había imprimido mi anfitrión, hago cálculos en mi cabeza, me aprendo los nombres (algo impronunciables por cierto) y ciudades por las que tengo que pasar. Nunca he sido buena en memoria, pero la ocasión de supervivencia hizo que me aprendiera casi todas las ciudades por las que debía pasar. En serio, creo que ahora conozco mejor el mapa de Finlandia que el de mi propio país. Mochila al hombro, salgo del centro comercial y empiezo a caminar.

El problema de hacer dedo es que debes estar en la dirección correcta, en la salida de la autopista correcta sino de nada sirve. Para los que han leído varios de mis artículos saben que soy una despistada completa con los mapas y direcciones.

Miro el mapa, lo volteo, intento utilizar mi celular pero el frío me gana y no quiero sacar las manos de mis guantes, pregunto a varias personas. Tenía mi punto de referencia, el cual los locales no sabían cómo llegar ni dónde quedaba exactamente. Me detuve en una parada de auto bus para llamar a mi anfitrión y pedirle ayuda.

Esto me recuerda lo lejos que estoy de casa...

Esto me recuerda lo lejos que estoy de casa..

Mi felicidad fue indescriptible cuando crucé este lado del hemisferio

Mi felicidad fue indescriptible cuando crucé este lado del hemisferio

viaje a dedo al círculo polar ártico - Lina maestre - Patoneando blog de viajes

viaje a dedo al círculo polar ártico - Lina maestre - Patoneando blog de viajes

Cuando decidí empezar a subir haciendo dedo hasta el círculo Ártico, nunca me imaginé lo transcendental que sería para mí y para muchos. Era mi primera vez en un trayecto tan largo (En Croacia lo hice por necesidad y fue un tramo corto), no tenía experiencia y entre más al norte, más fría y oscura la ruta. Al llegar a Rovaniemi sentí que había logrado tanto que aún tenía deseos de seguir subiendo. Desde el punto donde estaba podía esperar y ver las auroras boreales, pero mi yo viajera-aventurera-extrema-interior quería continuar con el recorrido. Me dirigía a lugares inhóspitos donde pasaban uno o dos autos cada una hora. Era difícil y lo sabía.

Se me hace incluso difícil escribir este artículo, pienso en lo que hice, para algunos algo «muy loco» para otros «algo ejemplar», cada uno tiende a formar sus propias decisiones y cada quién sabrá por qué me lee -o al menos por qué está leyendo este artículo-.

dedo círculo polar ártico-patoneando

Entre más subía, el frío se pronunciaba de manera más fuerte

Entre más subía, el frío se pronunciaba de manera más fuerte

Si pudiera relatar cada kilómetro recorrido, cada persona que conocí en el camino, cada desespero porque pasaba más de una hora y no pasaba ningún auto, hacía frío -mucho frío-, si pudiera relatar cada pequeño detalle, lo haría. Pero no quiero hacer de este artículo un libro ni mucho menos. Por eso, quiero solo enfocarme en el momento en que tomé la decisión, así como cuando decidí viajar por el mundo sola o dejar atrás mi trabajo, vender todo y venirme a Europa.

Así de importante lo fue para mí, porque hechos tan «insignificantes» como comprar un marcador y un papel, caminar, tomarme mi primera foto sosteniéndolo, suspirar, contener la respiración, pensarlo tres veces y decir: -Listo, aquí voy, no hay vuelta atrás-, y alzar el cartel a un lado de la carretera, marcaron la diferencia entre el antes y el después -como todas las grandes decisiones-, entre soñar y luchar para cumplir tu sueño, entre dejar el miedo y la pena y decidirte a llegar tan lejos donde muchos te dijeron que no podías. Este, fue mi primer gran viaje a dedo, a un lugar frío y casi inhóspito como es el Ártico, pero más que eso, fue (y aún lo es) mi viaje favorito, porque lo soñé, lo imaginé, me desistí a hacerlo, finalmente lo hice y en el camino lloré, me desesperé, estuve sola por horas, caminé kilómetros con mi mochila y el frío desgarrador como únicos compañeros, mis dedos sangraron, me pregunté si valdría la pena, quería regresar pero al final seguí, lo logré, llegué al lugar donde «no podía llegar a dedo» y seguí subiendo más y más al norte.

Entre más subía, más frío, más nieve, más oscuridad y menos autos.

Las foto las tomé como pude. Debido al frío y mis guantes super gigantes, no podía hacer los ajustes

Las foto las tomé como pude. Debido al frío y mis guantes super gigantes, no podía hacer bien los ajustes

Gracias a Riin, la Estonania que me levantó cuando ya anochecía y me invitó a cenar y dormir en su casa

Ella es Riin, la Estoniana que me levantó cuando ya anochecía y me invitó a cenar y dormir en su casa

En el camino conocí y hablé con grandes personas e incluso una Estoniana me invitó a cenar y quedarme en su casa cuando a las tres de la tarde ya estaba completamente oscuro. Todo el frío y el cansancio, los kilómetros recorridos durante más de una semana, todo, absolutamente todo, valió la pena al momento de llegar, de cruzar la línea que divide los hemisferios y darme cuenta que una de esas noches el cielo me recibía con el mejor regalo que ésta viajera podía pedir: Las auroras boreales brillando en su esplendor.

Toda mi travesía tuvo su razón de ser cuando las vi por primera vez.

Toda mi travesía tuvo su razón de ser cuando las vi por primera vez.

La historia continua en modo de serie -por no decir de telenovela- donde relato el momento de ver las auroras y el cómo sigo en este lado costoso del mundo, sin gastarme un centavo desde hace varios días.

Si tienes un sueño, no te rindas, lucha por conseguirlo, por muy loco o costoso que parezca siempre hay maneras de alcanzarlos. No en vano tenemos el hermoso poder de soñar, porque podemos hacerlos realidad y entre más difícil y tormentoso sea la llegada, más disfrutarás y valorarás tu gran momento de felicidad.

Y tú, ¿Alguna vez has realizado un recorrido o pasado por una aventura para hacer realidad un sueño? ¿Has viajado a dedo sola? Dímelo en los comentarios y hagamos de este artículo una especie de inspiración para todos 🙂

Si te gustó o sabes de alguien a quién le pueda servir de inspiración no dudes en compartirla en los botones de aquí abajito.

Lina Maestre
Lina Maestre
Soy Lina. Viajera, creadora de contenido, autora y emprendedora. Soy la que escribe, toma fotos y edita este blog. Nací en Colombia y he viajado en solitario y en pareja por más de 40 países. Soy autora del libro El Arte de viajar sola y la creadora de Ellas por el Mundo (una agencia de viajes para mujeres). Acá encontrarás relatos de viajes, consejos y guías de destinos e inspiración para tus viajes. Puedes ver mi día a día a través de Instagram.

36 Comments

  1. nereyda dice:

    Ejemplo contundente para tus lectores. Felicidades!

  2. Liliane dice:

    Simplemente admirable Lina! Tener coraje es una de las cosas que más cuestan y más aún mantenerse en pie apesar de la dificultad. ¡Te felicito enorme! Creo -como una de tus lecturas- que este ha sido uno de los viajes más memorables para ti porque te costó, porque lo luchaste y porque finalmente luego de tanto esfuerzo y de tantos «ups and downs» viste tus amadas auroras boreales y cumpliste un sueño.
    Sigue llenándote de coraje, de lucha, de amor, de inspiración para todos esos viajes que finalmente lo que harán es llenarte el alma.
    Un abrazo enorme!

    • Lina Maestre dice:

      Hola Liliane, gracias por todo! Sin duda alguna, hasta el momento este ha sido mi viaje más difícil y por lo mismo, el que más me ha marcado. Gracias por estar del otro lado y por tus palabras de animo. Un abrazote

  3. Clé Clé dice:

    En una palabra: INCREÍBLE!!!!!
    Felicidades Lina 😉

    • Lina Maestre dice:

      Gracias por estar pendiente Clé Clé 🙂 Abrazo

      • Lucero Alejandra BN dice:

        A mí también me cautivaron cuando las vi en una página, al principio pensé que era un efecto y después investigué. Uno de mis sueños es ver las auroras boreales y al leer tu experiencia me emociona el saber que un día también lo lograré.

  4. David dice:

    Sencillamente espectacular historia y espectacular paisaje. Un abrazo enorme y caluroso juana -lo necesitas-, te felicito!!

  5. Paula dice:

    Lina, nunca he viajado a dedo sola porque le tengo pánico a los pervertidos. Te has topado con alguno, alguna vez???

    • Lina Maestre dice:

      Paula, que bueno verte por acá! En realidad solo he hecho dedo unas cuantas veces y nunca me ha pasado nada malo ni he pasado por ningún susto. También depende mucho de tu intuición, pero si te da miedo intenta las primeras veces acompañada, ya verás como se va dando. Un abrazo

  6. lilian dice:

    WOW!!! me encantó tu historia, sentí que estaba ahí, tmn es mi sueño ver las auroras boreales, gracias por inspirar!!
    saludos desde Mexico

  7. […] Para entender bien la importancia de este artículo y de todo lo sufrido para llegar a cumplir este sueño, te recomiendo leer la primera parte: Un viaje a dedo al Círculo Polar Ártico  […]

  8. Lina, llego a tu post después de varios días con Finlandia dando vueltas en mi cabeza. El plan de las auroras boreales tomando forma y el problema de presupuesto, que ahora mismo está casi a ceros. Y entonces llego y te leo y es como un chute de adrenalina. Te leo y me imagino ahí en esas carreteras desérticas por las que aventuradamente transitas. La verdad es que hace falta valor, el frío es un desgastante enemigo. Mi admiración por ese valor y esa constancia, por esa forma de perseguir tus sueños.
    Ojalá pueda pronto seguir tus pasos.
    Un abrazo y felicitaciones por esta aventura y este logro personal! =)

    • Lina Maestre dice:

      Andrea, este comentario viniendo de una gran viajera como tú me halaga! Gracias! El frío, la noche y carreteras desoladas, todo fue desgastante pero valió la pena al momento de ver las auroras justo al frente de mí. Estoy segura que tú también lo puedes lograr pero ojo, no se te olvide ir MUY bien abrigada! Espero pronto leer tu historia y saber que lograste admirarlas también. Un gran abrazo!!

  9. Sofia Zavoli dice:

    ¡No sabes cuánto te admiro! Yo también sueño con ver las auroras boreales, pero quiero verlas desde Islandia, últimamente tengo una gran obsesión con ese país <3

  10. […] de llegar al Círculo Ártico haciendo dedo, cazando las auroras boreales y finalmente recibir la mayor recompensa -literalmente- que el cielo […]

  11. […] el más memorable y en mi gran éxito personal. Recorrí muchos kilómetros a dedo en temperaturas bajo cero para llegar al Círculo Polar Ártico y finalmente fui a parar en un hotel en medio de la ruta de un pueblito llamado Kaamanen. La dueña […]

  12. […] Un viaje a dedo al Círculo Polar Ártico […]

    • Lucero Alejandra dice:

      A mí también me cautivaron cuando las vi en una página, al principio pensé que era un efecto y después investigué. Uno de mis sueños es ver las auroras borales y al leer tu experiencia me emociona el saber que un día también lo lograré.

  13. Vuelvo a tu post, creo que por tercera vez. Mi vuelo a Helsinki que sale en cuestión de días y Google Maps abierto en la ventana de al lado, para buscar dónde diablos están los lugares que escribes en el cartel. Busco tiempos, distancias y vuelvo entonces a ver la foto de la carretera nevada. Realmente eres una valiente!
    Ya te contaré si al final hago dedo o no. Si ya la foto de la carretera nevada de tu post me da pavor, ahora en enero que solo va a haber tres horas de luz…
    En fin, ya te contaré.
    Gracias por la inspiración! Abrazote!
    Andrea

    • Lina Maestre dice:

      Hola Andre! Qué gusto que este post te esté inspirando tanto. Hasta yo misma vuelvo a mirar la foto y creo que es de esos momentos que solo pasan una vez en la vida. Espero que logres tu sueño de verlas, hagas o no dedo, el solo hecho de intentarlo vale un montón. Un abrazote y me estás contando 🙂

  14. […] eso publicado en patoneando. Entonces fui ahí cuando me di cuenta que no hay necesidad de llegar a dedo al Círculo Polar Ártico, ni viajar sola a países musulmanes ni vivir en una isla en medio del Mediterráneo para relatar […]

  15. David M. dice:

    Woooww Lina mucha dura. Necesitaba leer algo así… a veces me entran los bajones de vivir viajando solo y como que me quemo la cabeza pensando mucho y tu sabes que genera bloqueo… Ahora que estoy en Albania en un hostal totalmente solo puedo meditar sobre mi ruta.

    Hace poco traté de hacer dedo por primera vez en mi vida y no me fue muy bien. No me preparé. Literalmente no leí nada al respecto y pensé que era solo sacar el dedo y sonreir jajja primiparadas que dicen. Fue facil para mi decir «me voy de loco» pero luego el frio, la espera y la caminada con maleta al hombro y con hambre fue otra cosa.

    La aventura es lo que es porque es algo nuevo, pero aprendí que no es solo decir «me voy de loco» sino que si se necesita cierto plan y un poco de preparación (tampoco esperar que todo salga como uno espera). Hitchwiki es lo máximo y le pegaré más atención para la proxima vuelta.

    Gracias y un abrazo!!

    • Lina Maestre dice:

      Gracias por tu mensaje David! Bueno, la primera vez nunca es fácil pero al menos ya tuviste la experiencia, aprendiste y ya sabes qué errores no repetir la próxima vez. Viajar solo es una experiencia hermosa, difícil al principio pero después verás todas las ventajas. Un abrazo y muchos éxitos en tu próxima aventura! 🙂

  16. Camio Chaves dice:

    Buena historia… me recordó a andré brugiroux, Frances que recorrió el mundo a dedo en los 70s, incluida finlandia y Alaska…

    • Lina Maestre dice:

      Me halagas! Lo llaman el viajero más importante del siglo XX. He leído mucho sus aventuras.

      • Giuseppevm dice:

        Hola, interesante tu historia, te felicito, ese tambien es mi sueño, visitar el Circulo Artico, con la peculiaridad de que me gustaría vivir allí, claro, si las condiciones económicas lo permiten, el frío me encanta, dado que mis padres eran italianos y viví en Italia un tiempo, sin embargo, pienso que con fe y constancia todo es posible en la vida, soy de Venezuela, y cualquier información que tengas, te lo agradecería, recibe un afectuoso y gran abrazo…

        • Giuseppevm dice:

          Gracias por compartir , tan maravillosa experiencia..

        • Lina Maestre dice:

          Hola Giuseppe! Gracias a ti por visitar el blog! Justamente como u lo dices, con constancia y perseverancia los sueños se pueden alcanzar. Es cierto qe la vida es cara allá, pero si logras trabajar allá los sueldos compensan la calidad de vida. Un fuerte abrazo!!

  17. Rodrigo dice:

    Me siento muy identificado con muchas cosas de las que pones. Es la misma experiencia pero estoy viviendo cosas similares. Dejé todo por lo que realmente creía, en este momento estoy solo, extraño muchísimo y leer tus palabras me da mucho ánimo! Queda menos para llegar a la meta!

    Ah, y también sueño con ver las auroras boreales! pero ya habrá tiempo para eso!
    Muchas gracias!
    Un abrazo
    Rodrigo de Uruguay

  18. […] Post recomendado: Un viaje a dedo al Círculo Polar Ártico. […]

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *